lunes, 27 de octubre de 2008

En una noche de invierno

Una niña pordiosera
Con los pies casi desnudos
Y las manecitas yertas,
Cubriendo a modo de manto
Con su falda a la cabeza,
Contemplaba extasiada y triste
El interior de una tienda,

¿Qué haces ahí? Le pregunta un dependiente con voz desabrida y seca,
déjeme usted, es que estaba mirando esa muñeca.
Ah, ya, retírate pronto Y deja libre la puerta.
¿Dígame usted... ¿cuesta mucho?
¿Quiéres marcharte chicuela?
Será muy cara, ¿verdad?
La muñeca que te gusta cuesta un duro, conque fuera!
Marchóse la pobrecita
Ocultando su tristeza.
En vano pide limosna,

Caballero, una limosna
A esta pobrecita huérfana,
¡Quítate que voy de prisa!
¡por Dios, señor, aunque sea un céntimo tengo hambre...
¡Pobre niña! ¡Me das pena! ¡Toma!
pero señor, si es un duro!
¡No Será falso! ¿verdad?
¿Que dices tontuela?

Marchose la pobre niña,
Veloz como una saeta.
Y a la mañana siguiente,
se comentaba en la prensa
El hecho de haber hallado
En el quicio de una puerta,
El cadáver de una niña
Abrazada a su muñeca.


El cuento es de Vital Aza, pero yo he preferido hacerle
algunos arreglos para transcribirla tal y como la recordaba.
Saludos a todos.

Marcos

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