viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Posesividad?

No sé muy bien cuando fue ese momento que marcó mi vida, ese momento que encontré una situación angustiosa y difícil de seguir.
Todo comenzó cuando prefirió dejarme de lado, postergar nuestra cita y quedar con sus compañeros y amigos y amigas que había tenido de toda la vida, me dio de lado. Y ahí, en ese instante, fue cuando comenzaron a desfilar por mi cabeza las ideas y sentimientos de pérdida, y el dolor que esta situación estaba causando en mi interior.
Yo no entendía que era lo que estaba pasando, pero es que nuestro poder sobre los demás es limitado porque nunca llegamos a saber todo sobre la otra persona, hay que saber afrontar las pérdidas como tales, pero en situaciones como esta no se sabe actuar correctamente.
No entendía porque tenía que compartirlo con otras personas, con compañeros/as y amigos/as y lo digo así para poder reflexionar y darme cuenta de que es una tontería, porque necesitaba ayuda. Pensaba que cuando algo era mío no había nadie que me lo quitara, porque soy yo quien puede mandar y hacer lo que quiera, por eso, es mio, y es de mi posesión.
Para el buen funcionamiento de la relación entre los seres humanos no precisa la confianza, si es que cada uno de los protagonistas, de la misma, puede obtener del otro la información que necesita para poder conseguir el propósito de una buena relación.
He llegado a la conclusión que nadie es, ni puede ser aunque lo pretenda, totalmente transparente. El que se descubra nuestra intimidad haría imposible cualquier tipo de relación social ya que pueden contener propósitos e intenciones que es mejor que puedan permanecer ocultos.
No se puede saber todo sobre la otra persona, esto significaría poseerlo, adueñarse de él o ella, parcialmente o totalmente, por lo que sabemos sobre el otro. Para un buen funcionamiento de la relación debe existir un mínimo de confianza, fiarse del otro, en mayor o en menor medida, aunque la confianza también provoque incertidumbre. Pero todo esto también puede dar lugar a la sospecha, la cual va ligada al miedo. Todas estas son actitudes que se adoptan muchas veces para una determinada interacción con alguien en concreto, pero a la vez son formas de vida, formas de situarse en el mundo.

Una cita muy bonita que tiene relación con lo nombrado anteriormente es la siguiente:

Lo que creemos nuestro amor, nuestros
celos, no son una pasión continua, invisible.
Se componen de una infinidad de
amores sucesivos, de celos diferentes que
además son efímeros, pero que por su
multitud interrumpida dan la impresión
de la continuidad, la ilusión de la unidad.
Marcel Proust, Un amor de Swann.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Nuevas ideas!

Algo que generalmente me motiva para ser creativa es la música. En este aspecto la verdad que soy muy abierta, pero me doy cuenta que según mi estado de ánimo oigo un tipo frente a otro. Me gustaría que como todos tenemos la posibilidad, gracias al blog, de compartir nuestras experiencias y creaciones, también ofrezcamos nuestros gustos para poder conocernos más. Os doy a uno de mis artistas favoritos, a ver si os inspira en algo (además, piensa mucho en las mujeres...).
Un saludoooo!!
Flor
Ricardo Arjona
http://es.youtube.com/watch?v=NAeIGi491fA (Señora de las 4 décadas)

domingo, 9 de noviembre de 2008

(Re) conociéndome

De pronto abrió los ojos y observó exhausta cómo su cuerpo de desdoblaba; se frotó los ojos como si de un sueño profundo se tratase y al poco de comprobar que aquella figura extraña era ella misma volvió a tumbarse velozmente y cubrió su cuerpo entero con el viejo edredón de plumas. Al cabo de un rato, Violeta dejó asomar su rostro y al percatarse de que todo había vuelto a la normalidad, encendió la lamparilla de la mesa de noche y caminó hasta el baño en busca de unas gotas de agua.
-¿Qué ha pasado?- se preguntó a sí misma.
A la mañana siguiente la niña no dejaba de pensar en lo ocurrido.
–¡Seguro que fue un sueño!- se repetía una y otra vez, aunque en el fondo una tremenda curiosidad le acometía.
Como era costumbre, tras el desayuno comenzó a hacer su cama, y cuál fue su sorpresa que bajo el colchón encontró una nota de papel que decía así: “¿Quién eres?”
-¡Cómo que quién soy!, ¡soy Violeta!- dijo Violeta enfadada. -¡Si esto es una broma no tiene ninguna gracia!- exclamó recorriendo su habitación con la mirada.
La niña bajó corriendo las escaleras y se dirigió al jardín.
-Mamá, ¿has dejado tú esta nota bajo mi cama?
-No hija. ¿Qué dice la nota?, déjame ver.
Violeta le dio el papel a su madre.
Su madre sonreía mientras observaba aquellas palabras escritas.
-No lo he escrito yo, aunque tengo una ligera idea de quién ha podido ser.
-Dime mamá, porque no me hace ninguna gracia. Anoche, mientras dormía, vi a alguien..., alguien muy parecido a mi, ¡era igual que yo!, ¿es una broma verdad?, ¿quién me está haciendo esto?
-Ay Violeta...., ven conmigo.
Las dos fueron al salón y se acomodaron en el sillón verde. Inmediatamente después, su madre sacó de una caja de flores un álbum de fotos en cuya portada se podía leer: “Violeta: primeros pasos”, y se lo entregó a su hija.
-Esta eres tú- le dijo su madre señalándola.
-¿Esta soy yo?, ¡qué pequeñita!
Estuvieron cerca de tres horas mirando aquellas viejas fotos, recordando momentos especiales, reconstruyendo la vida de Violeta. Ella necesitaba responderse.

¡SUÉLTATE DE LA RAMA! SIÉNTETE CREATIVO/A


EL CUENTO DEL BICHO RARO O LA RENUNCIA DE UN MESÍAS (Adaptación de un relato del libro “Ilusiones” de Richard Bach)
Una vez había un pueblo en el lecho de un gran río cristalino. Su corriente se deslizaba silenciosamente bajo todos sus habitantes, ajena a todo lo que no fuera su esencia de cristal. Cada criatura se aferraba como podía a las ramitas y rocas del lecho del río, porque su modo de vida consistía en aferrarse, y porque desde la cuna todos habían aprendido a resistir la corriente de ese modo. Pero al fin una criatura dijo: “Estoy harta de asirme. Me soltaré y dejaré que me lleve a donde quiera. Si continuo inmovilizada me moriré de hastío”. Las otras criaturas rieron y exclamaron: “¡Necia! Suéltate y la corriente que veneras te arrojará, revolcada y hecha pedazos contra las rocas, y morirás más rápidamente que de hastío”. Pero no les hizo caso, y, después de inhalar profundamente, se soltó. Inmediatamente la corriente la revolcó y la lanzó contra las rocas. Mas la criatura se empecinó en no aferrarse; y entonces la corriente la alzó del fondo y ella no volvió a magullarse ni a lastimarse. Y las criaturas que se hallaban aguas abajo y que no la conocían clamaron: “¡Vean un milagro! ¡Una criatura como nosotras y, sin embargo, vuela! ¡Vean al mesías que ha venido a salvarnos a todas! Y la que había sido arrastrada por la corriente respondió: “No soy más mesías que ustedes. El río se complace en alzarnos con la condición de soltarnos. Esta es nuestra tarea, nuestra misión, nuestro viaje”. Pero seguían gritando, aún más alto: “Salvador”, sin dejar de aferrarse a las rocas. Y cuando volvieron a levantar la vista había desaparecido, y se quedaron solas, tejiendo leyendas acerca de un salvador.
MORALEJA: ¿Qué enseñanza extraes de este relato?

Manual del Mesías. Recordatorios para el Alma Evolucionada (en letra gótica).
Perspectivas: Utilízala y olvídala. Si has abierto esta página, olvida que lo que sucede a tu alrededor no es real. Piensa en esto. Recuerda de dónde has venido, a dónde vas y por qué provocaste el desbarajuste en el que te has metido, para empezar.

Ahora te toca a ti. Tal y como quedamos en la última clase la tarea consiste en traducir vivencialmente tu lección del Manual del Mesías, de modo que asumas tu parte divina ejercitándola.

EL PERDON COMO INSTRUMENTO DE RECICLAJE EMOCIONAL: PERDONA A TU MURO, PERDÓNATE.


Estimadas/os alumnas/os: El texto de Natalia nos introduce precisamente en el ejercicio que, a propuesta de Andrea, planteamos el viernes pasado sobre el PERDÓN. Recuerden que para superar el muro de nuestros bloqueos a la creatividad debemos, en primer lugar, ser concientes de sus ladrillos, explorarlo y redescubrirlo; entendiéndolo como algo dinámico y analizando su origen, su trayectoria y su destino. En un segundo momento, hemos de asumirlo como parte nuestra y acogerlo. Para ello debemos dialogar con el, sincerarnos con sus ladrillos, de modo que lo "incorporemos". Y el tercer paso es precisamente perdonarlo, o lo que es lo mismo, perdonar a nuestro muro, perdonándonos a nosotros/as mismos/as. Perdonar implicar asumir el dolor de nuestra oscuridad, vivenciando las emociones negativas que la alimentan, llegando a llorar por ese dolor; para, una vez que nos hemos limpiado las lágrimas, mirarnos desde la luz en clave de esperanza y potencialidad de cambio.

Les animo a realizar un ejercicio personal de perdón a ustedes mismos. Lo incorporan a su diario creativo, y publiquen en este espacio de creaticipación, aquello que consideren. Un saludo. ANTONIO RODRÍGUEZ