domingo, 21 de diciembre de 2008

NAVIDAD TIEMPO PARA RENACER

Estimados/as y ya queridos/as alumos/as: sí, algo especial está sucediendo en nuestra asignatura. La confianza, el afecto y la creatividad, han brotado como si de ínsulas oceánicas se tratasen, en medio del pretexto de una materia formativa llamada Educación de la Creatividad. Un archipiélago de identidades han sido encontradas para volver a recordarnos el mensaje de la "Isla Desconocida": en la aventura de la búsqueda de uno mismo hay que "co-implicarse" con el otro/a. Algo así como lo que vivieron en la clase de nuestra amiga Natalia. Y es que al final se han domesticado. Sí domesticados, aunque les suena raro. Escuchemos a ese/a niño/a que olvidamos en el pasado, entre falsas seguridades adultas y pretensiones defensivas de madurez. Atentos/as el/la niño/a nos habla y nos dice:
Entonces apareció el zorro. Buenos días (dijo el zorro). Buenos días (respondió cortésmente el principito, que se dio la vuelta, pero no vio nada) Estoy acá (dijo la voz) bajo el manzano… ¿Quién eres? (dijo el principito) Eres muy lindo… Soy un zorro (dijo el zorro) Ven a jugar conmigo (le propuso el principito) ¡Estoy tan triste! No puedo jugar contigo (dijo el zorro) No estoy domesticado. ¡Ah! Perdón (dijo el principito. Pero después de reflexionar, agregó) ¿Qué significa “domesticar”? No eres de aquí (dijo el zorro) ¿Qué buscas? Busco a los hombres (dijo el principito) ¿Qué significa “domesticar”? Los hombres (dijo el zorro) tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas? No (dijo el principito) Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”? Es una cosa demasiado olvidada (dijo el zorro) Significa “crear lazos”. ¿Crear lazos? Sí (dijo el zorro) Para mi no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único en el mundo… empiezo a comprender (dijo el principito) Hay una flor… Creo que me ha domesticado. Es posible (dijo el zorro) ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas…! (Saint-Exupéry, 1999, 82-83)
No se dejen atrapar por las connotaciones negativas del término “domesticar”. Dejen a un lado los significados asociados a esclavitud, encadenamiento, ataduras inmovilizantes; y sustitúyanlo por el sentido que nos propone el zorro: “crear lazos”. Cuerdas entrelazadas, amarres de barco, lazos de marinero que atan, con seguridad, el barco al muelle, pero que a la vez se pueden desamarrar fácilmente, para que pueda partir a la búsqueda de “islas desconocidas”. Domesticar que en su sentido etimológico significa “hacer del hogar”. Abrir la puerta de lo privado, en donde se encuentra el calor del fuego, el olor del alimento y la proximidad de los familiares. De modo que el otro pase de ser uno más entre cien mil otros, a convertirse en único en el mundo y así nos necesitemos mutuamente, para sentirnos seres humanos. Eso creo que está ocurriendo entre nosotros ¿no creen?
Les deseo que en este tiempo de Navidad crezca en nosotros el deseo de renacer, de recrearnos y de redescubrirnos en clave de CREAR-VIDA-EN-NOSOTROS. Un saludo navideño del profe.

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